Ignacio Pavlovsky tenía la ilusión de un nuevo triunfo de Didia en los Estados Unidos y hacia allí viajó para verla en el Modesty Stakes (G 3-1800 m), en el césped de Churchill Downs, el viernes pasado, la jornada del Kentucky Oaks y víspera del Kentucky derby. La yegua que crió en su haras La Manija, en los campos de Carampangue, la organización chilena que dirige aquí, continúa invicta después de esa estupenda actuación, que merece un espacio aparte en esta edición, en su cuarta victoria consecutiva con los colores de Merriebelle, los mismos que lució allí la gran Blue Prize.

“Hablo permanentemente con Ignacio [Correas], porque además de Didia hay una yegua chilena que compré para Merriebelle y cuando me dijo que corría el día del Oaks decidí viajar”, cuenta Pavlovsky, que como se recordará recomendó el entrenador a los propietarios. “Lo más importante que observo para llevar un caballo a Estados Unidos es saber ‘handicappear’ sus caballos, porque muchas veces se cree que uno tiene uno muy bueno y no es así; luego hay que tener paciencia, como sucedía con mi padre en los tiempos en que llevó a Bayakoa, Paseana, Ibero, Different, respetar al menos cinco meses de adaptación, y por último hay que tener la suerte de que el caballo se ambiente, con otra forma de entrenar y de comer”.

El criador se basa en las experiencias recientes de Blue Prize y Blue Stripes. “Cuando la vi en la redonda ahora, Didia era otra yegua, ‘creció una mano’ (hand en inglés, una antigua medida que usa en los caballos y se toma desde el piso hasta el encuentro de los hombros con el final del pescuezo; equivale a 10 cm, aproximadamente) le respondí Ignacio cuando me preguntó cómo la veía.

Es normal, ella había ganado la Copa de Plata –en San Isidro- con 3 años recién cumplidos y además estaba como todos querrían tener un caballo. La yegua ayuda también, porque es sana, come bien, es una atleta impresionante”.

Pavlovsky recuerda que al llegar Didia a la caballeriza de Keeneland Correas le aseguró: “De la forma en que Didia corría en la Argentina, acá no ganás ninguna carrera; le tengo que enseñar a venir de menor a mayor; y así fueron las instrucciones a Vincent Cheminaud”. El cuidador le pidió al jockey que la pusiera a dos cuerpos de la punta al entrar en la segunda curva para que la nieta de Rainbow Corner sacara en la recta final un largo de ventaja. “Echó 1’47” con dos codos y sin que le pegara un palo, frente a dos yeguas que ganaron Grupo 1 y haciendo mucho ruido porque fue un día de muchos clásicos, el hipódromo estaba lleno y por la forma en que ganó”.

Para Pavlovsky, esta victoria fue la mejor de Didia, pero aclaró que cada actuación fue mejor que la anterior en ese medio, donde al directivo de Palermo le llamó la atención el estado de todos los caballos en el establo de Correas. “Sin dudas, Didia está para correr la Breeders’ Cup”, sentencia, pensando en la BC Filly & Mare Turf (G 1-2000 m-césped-2 millones de dólares en premios), que se correrá el sábado 4 de noviembre próximo en Santa Anita. En ese sentido, Correas expresó que el objetivo en la campaña de Didia es el Beverly D. (G 1-1900 m- césped), en Colonial Downs, el hipódromo de Virginia que recibe los clásicos de Arlington Park, cerrado hace un par de años para transformarse en un estadio para football.

El Beverly D. integra el programa Challenge de la serie internacional, con el formato Win And You’re In, por el cual la ganadora del clásico se asegura una gatera en la Filly & Mare Turf. Hay un dato alentador: en Colonial Downs, la yegua argentina ganó dos de sus cuatro carreras estadounidenses, las primeras de una aventura que va por el mejor camino.