Esperanza, localidad que vio nacer a Fernando Paillet, profesional que se autodenominó como “un fotógrafo provinciano que documentó la Pampa Gringa”, tiene en cada costado de su territorio una pasión ferviente por el turf, albergando un parque caballar importante para el desarrollo de las competiciones extraoficiales, y en muchos casos, por supuesto, la participación en diversos predios aledaños.

No es extraño ver en los máximos a concursantes que provengan del sector del país donde se hizo Brian Enrique, y precisamente uno de los que trae cuando puede a San Isidro y a Palermo a sus pupilos es Emanuel Cayetano Bustos, cuidador de 32 años de la nueva escuela, que desde hace cuatro cumple con el rol en la ciudad situada a más de 480 kilómetros de la Capital Federal.

Su abuelo, que el 21 de enero cumplió 86 primaveras, fue el pilar fundamental para la familia en materia de hipismo, ya que involucró a distintos de los miembros de la misma en el turf, siendo este caso el acercamiento de su nieto, que desde muy temprana edad se vio fascinado con las carreras.

El sueño del pibe

Cuando te rodeas de caballos desde que tienes uso de razón, es sumamente probable que en ti germinen las ganas de querer ser jockey, mucho más si tus allegados cumplen con dicha profesión. Así le ocurrió al entrevistado, que tuvo como visión el hecho de estar sobre los puros en competición… ¡Y lo logró!

Pero cuando ves el físico del chico surgen múltiples interrogantes: ¿Cómo puede un hombre de más de 1,80 metros de estatura ser jinete? ¿Cómo hacía con el peso? ¡Qué sacrificado debió ser!

Sin embargo, aclaró que el kilaje no fue tan tedioso porque es de huesos livianos, permitiéndole así su físico participar en varios circuitos, incluso, compitió oficialmente en el Encuentro Provincial palermitano de la temporada 2018, así como en el hipódromo Independencia en el mismo año, dejando en aquella ocasión en la balanza rosarina registro de 56 kilos.

El éxito llegó en San Francisco, en una contienda extraoficial que se hizo en 600 metros, experiencia que relata como “sumamente gratificante porque llevé a un caballo que domé, entrené y era de la familia.  En principio lo iba a montar Daniel Díaz, que es como un tío para mí, pero le consulté si podía quedarme con la monta y no tuvo problemas, así que cruzamos el disco embalado con Alpha Sun”.

El entrenamiento

Pero más adelante los intereses fueron cambiando para él, que tenía pensado estudiar medicina veterinaria, aunque por esas trivialidades de la vida se modificó el rumbo de su propósito. Comenzó a peonar y a adentrarse mucho más con el cuidado de los caballos, la manutención, alimentación y otros factores de suma importancia para el bienestar equino, tomándole gusto al tema del entrenamiento.

Arrancó con tres boxes de madera, que los armó en parte del lugar que alquiló para vivir en el campo, y con el apoyo de propietarios como Freddy Farioli, de La Valkiria, fue aumentando el ingreso de atletas hasta que construyó 14 pesebreras para albergarlos.

- ¿Cómo suele ser el entrenamiento en Esperanza?

Aquí hay una cantidad importante de caballos y eso se puede apreciar en las reuniones que se organizan, pero muchos están en desventaja porque no tienen pista para el vareo. En mi caso, soy un privilegiado, ya que cuento con un óvalo de 1.800 metros, similar a un hipódromo. Eso para mí es fundamental.

- Es conocido por cumplir con diversas tareas dentro del stud… ¿Cómo se organiza para llevarlas todas a cabo?

En algún momento domaba, peonaba, herraba y vareaba, pero con el transcurrir del tiempo entendí que “quien mucho abarca, poco aprieta”, así que comencé a delegar funciones hasta armar mi equipo de trabajo, que está conformado por Santiago, mi mano derecha, además de Franco y Alexis que me ayudan a diario. De hecho, los últimos cuatro potrillos que me han entrado los he mandado a domar. Lo que sí mantengo es el vareo, me encargo de montar a todos mis caballos.

- ¿Cómo evalúa las condiciones de un ejemplar para determinar cuál es el recorrido óptimo en el que pueda incursionar?

Siempre los analizo e interpreto.  Aprendí mucho observando y leyendo. Los caballos son los que te guían a dónde quieren ir. Soy muy aficionado de la milla, pero no me he cruzado con ninguno que pueda llegar al recorrido, es por eso que la mayoría de mis participaciones suelen ser en competencias más cortas.

- ¿Cuál es la rutina del ejemplar una semana antes de viajar a correr a las luces?

De igual forma se arranca desde las 5:00, tratamos de no modificar lo que se realiza en el día a día, así no siente ningún cambio. Lo que sí tomamos como prioridad es el vareo, primero sacamos a los que están próximos a competir. Además, los herramos cuatro días antes de la carrera.

El doblete

Sabemos que para los provincianos incursionar en los hipódromos principales es una satisfacción, es una recompensa al trabajo, que en muchos casos suele ser “artesanal” por las condiciones en las que se emplean.

Ya con el hecho de que alguno de sus pupilos entre en las gateras de San Isidro, Palermo o La Plata, es un logro, porque para ellos competir en la ““crème de la crème” de la hípica nacional no tiene precio.

Y si ganar es significativo, imagínense lo que es hacerlo por partida doble en una misma jornada. Bustos y su equipo de trabajo, que han triunfado en varios desafíos en estos circuitos presentando una buena efectividad englobando las veces que han venido, tuvo la suerte de tomarse la foto con Shinny Woman y Song Satán el 10 de julio de 2019, marcando un logro personal que nunca más olvidará.

El cuidador manifiesta que probablemente ese día se hubiese llegado al triplete, porque en la última carrera de la reunión tenía anotada a una yegua descendiente de Candy Ride que “andaba muy bien para cruzar el disco”, pero por algunos inconvenientes no pudo ser de la partida.  

Siempre agradecido

La gratitud hacia aquellos que estuvieron en muchos momentos para echarte una mano y apoyarte, independientemente del contexto en el que te sitúes, es un valor que engalana el proceso de evolución y crecimiento. Es por eso que el protagonista de estas líneas agradece a sus familiares, a Juan Roca, Freddy Farioli, Javier Facino, Jorge Depetris, Iván Monasterolo, Brian Enrique, Matías Haller, Fernando Vilches, y Guillermo Grande, por haberle brindado esa confianza que contribuyó a la demostración del buen laburo que realiza.