En la edición del 10 de agosto, a raíz de dos tapas, seguidas, protagonizadas por Blue Stripe e integrantes de su equipo, decidimos contarles el por qué de ese cambió que llegó para quedarse. Es decir, y parafraseándonos a nosotros mismos, una tapa y una revista “Que nos guste y sea de interés a todos los integrantes de la actividad”.

 

La tapa de la semana pasada generó tal inusitada interacción a través de todos los canales de comunicación de Revista Palermo, que estamos en condiciones de decir que fue la primera vez que un Panorama, o Editorial logra semejante movilización en nuestra audiencia, que se volcó principalmente a nuestras redes sociales para dejar su opinión sobre el hecho delictivo sucedido en el Hipódromo de La Plata, y que puso en peligro la integridad física de dos entrenadores. 

La cantidad de “Me gusta” en Instagram, que están a la vista de todos, sumados a los números que nos arrojan nuestras métricas, dan cuenta que la nota principal de la edición llegó a más de 11.000 personas y que fue leída por 8.500. Números fuertes de una red social que supera ampliamente nuestra tirada semanal y a la que pueden acceder todos de manera gratuita.

En un presente en el que las redes son la arena virtual de la mayoría de las batallas, en la que todos nos sentimos seguros de poder expresar lo que pensamos sobre cualquier tema – y no estamos validando esa característica, todo lo contrario –, nosotros queremos terminar de consolidarnos como un espacio en el que, siempre a través del respeto, cada integrante de la industria hípica pueda hacerse escuchar por quien o quienes correspondan.  Con esa premisa, en equipo, decidimos poner en tapa un tema del que todo el turf hablaba, pero del que nadie quiso hacerse cargo de difundir. Y es comprensible cuando no se sabe qué o quienes están detrás de un hecho semejante, ni lo que están buscando a través de su ejecución.

Tampoco fue fácil para nosotros y por los mismos temores, pero una de las mayores responsabilidades de un medio de comunicación es contar la realidad sin que intermedie ningún tipo de presión política ni económica.

 

Nosotros vivimos de la venta de revista y si bien tenemos pauta publicitaria con los hipódromos, jockey clubes y empresas privadas que incluyen haras, entre otras, que en su gran mayoría siguen eligiendo salir con una pieza gráfica y no en las redes sociales, ninguno de ellos – y no es que lo hayan hecho – pueden ni deben interferir en la difusión de una situación peligrosa como la que tuvo lugar. Esta vez fue contra Ferro y Gaitán Dassie pero mañana podría ser contra un jockey, un peón o propietario y será tan grave como lo fue esta vez.

Ahora bien, yendo netamente a la parte editorial y como siempre escuchamos las sugerencias de ustedes, nuestros fieles lectores, no queríamos pasar por alto algo que quizá no se entendió o en una de esas no tuvimos la capacidad de explicar. Tan relevante fue para nuestros periodistas el triunfo que ese mismo día logró Emmbrujo en el Jockey Club de la Provincia de Buenos Aires (G2), que en el título y bajada de la nota a doble página que publicamos en la misma edición se habló de una “campaña que no tiene límites”. 

En el momento en el que decidimos que la bajada del título de tapa arranque con: “El triunfo de Emmbrujo se vio opacado por…”, intentamos dejar en claro que la tapa era para el hijo de Emmanuel hasta que sucedieron los lamentables hechos delictivos, los que por su gravedad hubiesen opacado a cualquier ejemplar en cualquier competencia porque consideramos que la integridad física y mental de los protagonistas, en este caso la de los entrenadores afectados está por encima de cualquier cosa que pueda suceder en una pista.

Entendemos el esfuerzo que implica y la alegría que genera ganar una carrera del grado que sea y que ser tapa de la Blanca corona todo ese enorme trabajo. Pero también tenemos claro que todo eso por lo que trabajamos todos puede verse modificado por el accionar de algunos que, en pos de sus propios intereses, pone en riesgo la vida de personas. Entonces, a los hechos oscuros, claridad “Y a la tapa de la Blanca va la nota que tiene que ir”.