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Rubén Emilio Laitán
Potrillazo, Larabee, Valdivieso, el binomio con Juan Carlos Maldotti; un jockey popular, ganador y reconocido.
Gustavo González
30/10/2022
Revista Palermo
Entre los mejores jinetes de los 70, 80 y 90, se lució con caballos legendarios como Mountdrago y Villares, ganó todos los clásicos que hacen historia y disfruta de tributos como el del hipódromo de Palermo, que asignó su nombre al handicap que ganó Expressive Smart.

Vive en Chascomús, desmiente que se haya radicado alguna vez en Mar del Plata, un capítulo que generó cierta confusión durante su campaña. Nació en San Cayetano, cerca de Necochea. Con Miguel Sarati fueron cuñados –casado con la hermana del Puma- y fue uno de los jockeys más populares y ganadores entre los 70 y principios de los 90. Rubén Emilio Laitán es una personalidad a la que los aficionados que gastan suelas –y algo más- en el hipódromo desde hace mucho tiempo, no quieren perderse de saludar, acercarse o solo decirle una frase que recuerde su pasado en las carreras de caballos.

“Vengo a veces a las carreras; un amigo tiene caballos y alguna vez paso, también a la mañana, pero ahora estoy por el handicap”, dice de movida, en el patio del Paddock de Palermo, donde se acaba de correr la prueba que lleva su nombre. Hoy, Rubén trabaja en su campo (“tengo un pedacito”) y confiesa, en tono de suave protesta: “Vendría más seguido, pero ahora no te dejan entrar al cuarto de jockeys, que es donde me gusta ir. No entra nadie. La verdad es que antes entraba cualquiera y muchos molestaban, venían a preguntar. Yo fui uno de los que se quejó. De una cosa que estaba mal se pasó al otro extremo”.

La procesión para saludarlo es interminable, algunos recordando nombres imposibles. “Corrí caballos buenos, Mountdrago, Villares, Tangaroa, que era una yegua de Jaime Benedit; los hijos acaban de ganar con el stud Prisionero”, dice y habla la chaquetilla de Baby Trigger (Cosmic Trigger), ganador en la 4ª carrera. Benedit fue el criador de Bayakoa.



Pero su opinión se decanta por Potrillazo. “Mountdrago era un gran caballo, fue 2° en el Nacional y pierde el Pellegrini por esas cosas; corrió desde 1000 m hasta el Carlos Pellegrini, pero quizá Potrillazo… era delicado, después se curó. Con él gané el Nacional de 1985 y después no se corrió el Carlos Pellegrini -por la epizootia de influenza que hizo cancelar el turf durante varias semanas- y en febrero [ya en el 86] corrí a otro caballo. Potrillazo reprisó  en el Comparación y fracasó; después me pasó lo de Mar del Plata, que estuve un año sin correr, lo corre el Topo y gana dos, incluyendo la Copa de Oro, va al Pellegrini de nuevo y le va mal (15°). Ahí lo retiran para padrillo a La Madrugada”. Cuando Laitán menciona «lo de Mar del Plata» se refiere a lo que al parecer fue una parálisis facial temporaria de la que prefiere no explayarse.

Ese jockey ganador se formó en la cancha. La Escuela de Aprendices había sido cerrada en 1974, y Laitán salió a correr por un permiso especial que le concedieron. “Gracias a Carlos Mucklow”, enfatiza. El ilustre cuidador le dio la oportunidad y en 1975 empezó su campaña, “aprendiendo un poco mientras competía”, se ríe al señalarlo. “No me recibí pronto – el requisito para ser jockey era de 60 carreras ganadas-, pero a partir del 79 empecé a ganar mucho”.

Y claro, lo buscaban los entrenadores principales. “Con Juan Bianchi trabajé bastante y gané el Pellegrini con Larabee (Babor); además le corrí a Vigorous Toss (Egg Toss), que ganó el Joaquín de Anchorena (G 1-1600 m) –en 1991- y una yegua buena, millera”. Rubén no recordó al instante el nombre de Crazy Ensign (Firery Ensign), pero sí que “ganó el Atucha y el Acebal”.


Juan Carlos Noriega acaba de montar al invicto Orgullo Argentino (Cosmic Trigger) y apenas baja de la balanza se cruza con Laitán. Mezclan bromas y recuerdos. Inevitable con el cordobés, de los pocos que están en actividad y fue colega/rival. “Los mejores fueron Valdi (agrega que el programa Alma de Turf le hizo una nota y se olvidó de mencionarlo), Jara, el Topo. Había menos jockeys y más caballos, todos los cuidadores tenían 20 o 30 en los 70, Domingo Lora, Rodolfo Marinetti, Coco Irusta, Tomás Arana…”.

Con su olfato para formar binomios, Juan Carlos Maldotti armó con Laitán una sociedad exitosa que precedió a la que hizo historia con Pablo Falero. “Yo me hice acá, en Palermo, y me vino a buscar Maldotti para que corriera a Almira, que era propia hermana de Mountdrago, y al stud Panamericano. Le corrí diez años a Juan Carlos, gané muchas carreras…”.

Un grande Rubén Emilio Laitán, en otro merecido reconocimiento de Palermo.
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