El crédito del stud Pichonazo, homónimo del futbolista Emiliano Ariel Rigoni (jugó en Independiente entre otros equipos),  "hizo el gol de su vida equina" al lograr la primera victoria por encima del llano -roce no le faltaba ya que venía de escoltar a Rudy Trigger-; en tanto que Eduardo Ortega Pavón, al jinete paraguayo obviamente se hace referencia, completó sobre la montura del zaino presentado por José María Andrada el triplete de victorias que había iniciado en la segunda con Songfest y continuado con Mohana en la tercera.

En persecución de Que Presumido desde el vamos, Rigoni asumió el liderazgo en pleno codo, para entrar en ganancia en la recta final y de ahí en más desactivar cualquier atisbo de amenaza. En especial la de Lofoten, que terminó escoltándolo desde 4 cuerpos.

Así y con una clara victoria Rigoni, ascendió a un nivel para el que estaba capacitado. Porque lo suyo sólo era cuestión de tiempo.