La frase universal, que cambia de objeto según la materia que se trate (“… entre Mundial y Mundial”, sería en estos días la que mejor se aplica). Porque la vida no es un Pellegrini, no puede serlo, pero en las carreras cada uno la sueña de una manera distinta: los propietarios y los profesionales ganándolo; los aficionados pensando desde dónde disfrutarlo o imaginando cómo será el día, sea que lo sigan in-situ o por televisión; los trabajadores del hipódromo y de las agencias ocupados en la atención al público multitudinario de la jornada o en recibir como se debe a los caballos en boxes y veterinaria, y los de pista, con la mente en que cada detalle de la preparación de los caballos, previo a la campana de largada, minimice los imponderables.

Todos conocen su lugar en la fiesta, incluso los medios especializados. Sus camarógrafos, fotógrafos y cronistas ya saben cómo van a reflejar la máxima carrera de caballos de América del Sur y también lo palpitan.

Faltan más de dos semanas para el gran día del turf, el más grande entre grandes como el del Nacional, el Dardo Rocha y Carreras de las Estrellas. Si hay un clásico que debe estar en boca de todos es ese que con su sola mención remite a uno de los deportes con más raíces en la Argentina. Son muy pocos en este país los que no saben de qué se les habla cuando escuchan “el Pellegrini”.

Pocas versiones se recuerdan con la expectativa de este año. Durazzo, Miriñaque, los mejores caballos adultos; Niño Guapo y la posibilidad aún no definida de El Musical, dos de los tres potrillos ganadores en la Triple Corona porque en las últimas horas se bajó Natan, son todas las estrellas que se pueden pedir. Quizá la de 1986, con el invicto Fain, el triplecoronado El Serrano, el gran Bonsoir y el fenomenal Potrillazo, o la de 1999, con Asidero y Litigado, se le parezcan en la previa.

Una carrera extraordinaria amerita acciones extraordinarias. Por caso, instalarlas en la televisión en programas de interés general, como el de Mirtha Legrand, en el que alguien que conoce cabalmente el poder de la difusión, Juan Carlos Bagó, junto con su esposa, Miriam, son siempre bienvenidos. También la radio, esa en la que Palermo publicita su casino, es un medio que garantiza llegada.

También sabía muchísimo de marketing el recordado Mariano Villar Urquiza, que con gran olfato auspició a través de su empresa, Bardahl, el Nacional en el que Refinado Tom se consagró en la Triple Corona. Esa firma, parte del legado de don Mariano a su hijo Juan, actual presidente del Jockey Club, y a su nieto Juan de la Cruz Ramallo, presidente de la Comisión de Carreras, –otro es el turf, está claro-. Hay en los empresarios mencionados contactos y llegada a la TV indelebles, que esta vez pueden no demandar inversiones publicitarias propias.    

 

Mariano Cowen fue noticia esta semana por haber sido elegido presidente de Gimnasia y Esgrima La Plata. Ya se reunió con Pipo Gorosito y para el planeta fútbol, Cowen pasó a ser un apellido conocido, que atravesó la frontera de su ciudad y la de su Gimnasia y Esgrima. Hasta ayer se lo conocía por su actividad política en el club, candidato en la elección anterior, más que por su función como administrador del hipódromo de La Plata. Gorosito es el DT de la primera división de GELP, renovó su contrato hace un par de meses y un hecho lógico, formal, le empezó a dar al nuevo titular del Lobo otra dimensión.

No es materia de estas líneas entrar en la discusión sobre por qué las carreras, que estaban cabeza a cabeza en popularidad con el “fobal” –como voceaban los canillitas- y el automovilismo, hasta hace sesenta años, perdieron terreno. Hoy el fútbol está primero lejos y entonces es normal que Cowen surja como un tema de actualidad.

Para satisfacción de los actores del turf en general, Mariano Cowen ya avisó que seguirá siendo el administrador del Bosque. Ese es su trabajo, su ocupación, el que asume cada día con más conocimiento y, sobre todo, consenso. Gimnasia, como cada club para la mayoría de los directivos del fútbol, le llevará otra parte importante de su tiempo, pero no todo el tiempo.

 

La entrevista a fondo con Francisco Leandro Fernandes Gonçalves, por Héctor Torres, es la bala de plata de esta edición de Revista Palermo. Por eso mereció la tapa. Además de tocar temas que el vértigo del día a día impide desarrollar, el enorme jockey brasileño revela detalles de su decisión de dirigir a Durazzo en el Gran Premio Carlos Pellegrini. Seguramente la más difícil de su carrera, porque la opción era Miriñaque. Héctor también nos presenta en estas páginas a Sol Riente, relatora del Hipódromo de Dolores. El abanico se despliega y Revista Palermo no está ajena a los vientos que soplan.