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Juan Carlos Noriega, vigente y fuerte a los 50: “Sigo porque amo lo que hago y la paso muy bien”
El cordobés conserva la habilidad y la astucia para dirigir un sangre pura de carreras como hace más de treinta y tres años, cuando se inició como jockey profesional
Gustavo González
24/03/2024
Revista Palermo
¿Hace falta empezar una entrevista con Juan Carlos Noriega apuntando que está vigente al 100% después de más de treinta años de ocupar los primeros planos? ¿O que aclare algo que salta a la vista? “Tengo 50 años, una edad razonable para seguir, mientras dé el cuero”, dice. Y lo bueno de la charla es que nunca va a recurrir a frases como “¿te acordás?”, que darían por sentado que el cronista sabe de muchas cuestiones luego de décadas de compartir vivencias, triunfos y tragos amargos. Juan mira al frente.
Entonces uno arranca con las montas de que dispone hoy el cordobés de El Crispin.
-¿Seleccionás ahora?
-Mis montas siempre fueron muy claras, le corro a la misma gente. A veces miro un poquito de costado hasta dónde puedo seguir, y sigo porque amo lo que hago y la paso muy bien. No apunto a retirarme porque tengo miedo de aburrirme, y no voy a ser entrenador. Otra cosa no sé hacer, así que cuando deje de correr seguiré ligado a la actividad.
-Viviste experiencias muy grandes en tu trayectoria, como la de Arabia.
-Fue única. No estuve mucho, siete meses, y medio y la verdad es que me fue espectacular, con grandes caballos. Estuve un mes y medio solo. Incluso durante el receso vine y pude ganar acá y con Basko Pintón [el Nacional]. La única estadística que gané fue la de Arabia. Acá gané algunas estadísticas clásicas y en San Isidro gané estadísticas en el pasto. Nunca me propuse una estadística o por ahí no me dio el cuero, pero he tenido grandísimos logros y me ha ido extraordinario.

-¿Cómo ves a los jockeys que van surgiendo?
-Hay chicos con tremendas condiciones, con mucho para mejorar. Creo que se está haciendo un buen trabajo en la Escuela de Aprendices. Hoy se exige que todos los egresados tengan el secundario cumplido, cosa que no nos pasó a nosotros. Yo tengo séptimo nocturno (se ríe). El estudio es una herramienta que tendrán a futuro, en especial porque no todos llegan a jockeys. Además, ahora hay nutricionistas, psicólogos.

De paso, habla de la educación de Guido y Sol, sus hijos. “La que se encargó de eso fue Paola, mi esposa, como de todo lo de la casa. Yo sólo la acompañé. Por mi parte quise que tuvieran lo que yo no tuve. Antes yo corría mucho, me levantaba a las 5 de la mañana, volvía a casa al mediodía cuando los chicos estaban en el colegio y a la noche llegaba a las 10, cuando estaban listos para ir a dormir. Así que mi familia es mérito de Paola”.

Cuenta que Lucas Noriega Cobián, su sobrino, también jockey, le dice a Guido: “Agradecé que naciste después del tío”. Y Juan reconoce: “Sí, nunca les faltó nada. Y no es que me haya faltado a mí, pero mi padre murió cuando yo tenía 4 años con ocho hermanos, soy el séptimo, y mi vieja hizo de padre y madre. No la tengo más y ha sido mi gran inspiración, una mujer de empuje. La perdí el año pasado. Mi hermano más chico, Germán (48), se hizo cargo de ella, la cuidó en sus últimos años.

-¿Cuántos años tenías cuando te fuiste de El Crispín?
-Trece años. Me fui al campo con mi hermano Hugo y, como siempre digo, tuve mucha suerte, caí en buenas manos. Hoy no es tan fácil que una familia te cobije y te trate como a un hijo. Después estuve en Río Primero, que es mi segunda casa, donde vivió mi madre, después a Córdoba con el padre de Walter Bárcena, que me protegió. Y no puedo olvidarme de la familia Santucho, en Piquillín, y los Gómez, de Río Primero. Todos me cuidaron mucho. A Buenos Aires me trajo [el entrenador] Luis Scrimaglia en 1991, y recién salían Horacio Karamanos y Mario Londaitz, por ejemplo.

-¿Qué caballo recordás con más cariño?
-Tuve la suerte de correr grandísimos caballos y todo el mundo sabe que para mí Soy Carambolo fue el más grande. He corrido caballos mejores, Expressive Halo, City West, Little Jim, Potrialma... a Akiro le tenía un cariño especial. Pero cuando pasen los años voy a recordar esa unión como “Chupino y Soy Carambolo”, juntos; me marcó porque se brindaba entero, daba lo que no tenía, era noble, con un corazón gigante. 

Se acaba de correr el Clásico Expressive Halo en San Isidro y el recuerdo de aquel Carlos Pellegrini que ganó con Juan salta enseguida. “Sí, fue mi primer Pellegrini; le gané a un chico que ahora anda más o menos, Leandro Gonçalves, que después de esa carrera tuvo una rodada en Brasil con una fractura y estuvo un tiempo parado. En ese tiempo los caballos extranjeros nos golpeaban seguido con Talaverano, Ricardinho, pero hemos equiparado bastante”. Apunte al margen: unas horas después del encuentro en el stud de Martín Garrido en Palermo, donde se hizo esta entrevista, hubo otro encuentro de los dos jockeys. Fue en la primera carrera del sábado en San Isidro, donde Noriega, con Polizon T, le ganó a Leandrinho, que montó a Stay Strong por medio pescuezo, luego de 1400 m de un extenso mano a mano.

Después de Expressive Halo vinieron Soy Carambolo e Il Mercato a la vida y a la relación de Chupino con el clásico cumbre de San Isidro. “Tres Pellegrini no es poco”, asegura Noriega, que a los 50 piensa en algunas metas grandes. “Me gustaría ganar un Latino, que con Expresive Halo lo perdí chiquito con un caballo chileno (Quick Casablanca, en Palermo, 2012), que después se fue a Estados Unidos y le fue muy bien; y un Nacional más, aunque gané cuatro y debo tener seis segundos, pero siempre fue mi carrera. No para igualar al que para mí fue el mejor de los que conocí en el cuarto de jockeys, Jorge Valdivieso, uno de los grandes referentes que tuve dentro y fuera de la pista como compañero y como amigo, por la forma en que se manejó siempre. Y ganó cinco veces el Nacional… [otra sonrisa]. El Nacional que me tocó ganar en el 2005 con Basko Pintón fue después de que ganara con Valdi el Casey; Pella me lo confió a mí y Valdi no tuvo ningún problema en que lo corriera yo.
Una marca más en la legendaria lista ética y profesional del enorme Valdivieso. 

La situación de los jockeys

El momento que viven los jockeys y la situación de los profesionales fue un tema inevitable. El compromiso de Juanca es indeleble, por eso suelta de un tirón su parecer: “No soy político ni gremialista. Hablé con los más jóvenes. Hoy no tengo ninguna necesidad, pero acompaño a los chicos. Todo lo que pueda hacer para estar con ellos, me van a tener al lado. Nadie podrá decir ‘mirá a Noriega haciendo despelote’. Cuando yo era joven veía a los jockeys grandes cómo se manejaban con los jóvenes y siempre los escuché. Hoy en día ellos me piden que los acompañe y lo voy a hacer, porque si no fuera así no me habrán servido de nada todos los años en la profesión. Cuando deje de correr nadie me va a llamar por teléfono, así que es ahora cuando tengo que ir para adelante con ellos. Lo nuestro es cero política, lo que hicimos no fue para nuestra conveniencia. Tratamos de hacer lo mejor posible sin perjudicar a nadie, cuidándonos las espaldas. Lamentamos que muchos no hayan estado como debían”.

Reflexivo, Juan Carlos Noriega está lejos de buscar un lugar en la historia. Lo suyo es vigencia pura.
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