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Palito Accosano: su capacidad y su estilo merecían el nivel más alto
Su bajo perfil y su desapego por las luces del triunfo también son características que llevaron a studs como Los Patrios y Triple Alliance a requerir los servicios del cuidador de Bragado.
Gustavo González
07/04/2024
Revista Palermo
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“Estoy ternado a los Pellegrini. No voy, no pensarás que me lo van a dar a mí. Se lo van a dar a [Nicolás] Martín Ferro o a [Roberto] Pellegatta. Estoy ternado y es importante, pero ya está, ¿qué voy a hacer ahí?”. Uno
apostaría lo que no tiene en favor de que la razón que hay detrás de esa postura es el perfil bajo de Eduardo Accosano, no el hecho de “saber” que no lo recibirá. Nada más lejos del vedetismo de los actores que no concurren al Martín Fierro. Se le dice que si se dieron a conocer las ternas ya se saben los ganadores, para que cambie de opinión, que eso también “ya está”. Además de los mencionados, integran la “terna” de seis María Fernanda Álvarez, Luciano Cerutti y Gustavo Romero.

“Empecé en Bragado con cuadreros y en 1990 vine con Aníbal Labaqui, que en ese momento cuidaba caballos de Melchor Posse. Me quedé y la mayor parte del tiempo con dos o tres caballitos. Mi hija tenía un mes y nos instalamos en San Isidro”, dice el cuidador, que nunca había estado postulado para las distinciones del Jockey Club. Eduardo se casó hace unos días con Susana Isabel Felipe, inseparable en cada reunión de carreras, después de 36 años de convivencia. “Casi se casan antes mis hijas que yo”, se ríe, contando con el reconocible pudor que muestra al hablar de sí mismo. Valeria tiene 34 años y es entrenadora también. “Se crio conmigo en el stud; por supuesto me consulta, pero creo que si fuera varón, sería más independiente, porque aprende enseguida a varear, sabe ver los caballos, que es fundamental, aprende mucho. Nació en Bragado y al mes nos vinimos a Buenos Aires”. Palito lamenta el machismo que hay en el turf, arraigado en estos tiempos. “Hasta en los propietarios se ve; buscan hombres para que les entrenen sus caballos”.

Uno de los más veloces caballos que se vieron en la Argentina, una leyenda que se escribió entre triunfos clásicos en Palermo y San Isidro y hazañas increíbles -en todo el sentido de la palabra- en las cuadreras, con nombres “artísticos”, en los 80, se mete en la charla con Accosano. También se sabía (o se creía) que, siendo ganador de varias, había sido presentado como perdedor… y ganado, claro. Por cierto, eran tiempos sin microchips con su identidad registrada y con las fichas del Stud Book que viajaban a cada hipódromo cada vez que el ejemplar se trasladaba. 

–¿Por qué se te asocia con Villares? –Porque Labaqui fue uno de sus propietarios y yo tenía caballos en las cuadreras, entonces se pensaba que yo era el peón. Qué más quisiera que eso, era un gran caballo, pero no es cierto. 

Mucha agua pasó bajo el puente hasta este tiempo prolífico de Eduardo Accosano, con la llegada de los caballos de Los Patrios y Triple Alliance y el respaldo del enorme éxito del haras El Paraíso, que tuvo sus momentos altos. Pero su historia en el turf se escribe desde antes: “Tuve a Equal Miller, con el que gané el Gran Premio Palermo, mi primer Grupo 1; fue vendido a Arabia y no pudo irse invicto porque lo distanciaron en el debut; después, Nacho Surge, que ganó el Gran Premio OSAF; First Cash, que en el Clásico Paraguay (G 3) le ganó a Lenovo…”.

El entrenador se afirma en sus mane-ras, que con los triunfos de ahora tampoco claudica. “Este momento no me cambia lo que soy, no voy a la Oficial, me siento en la tribuna con todos los profesionales, no me visto distinto si corro un
Grupo 1. He estado en la Confitería Paris con los patrones, tomo un café y me voy. Ya me conocen”, asegura. 

–¿Cuántos caballos entrenás hoy?
–Tengo 20 de Los Patrios y Triple
Alliance, y 23 míos, en un stud de 17 boxes y seis más atrás.

–Alguna vez se oyó por ahí que querías cuidar menos.
–Cuando me hablaron los Duggan, les ofrecí que fuera por tres meses y me di-jeron que probemos por lo menos seis, hasta fin de 2023, y el veterinario Juan Loizeau, que fue quien me recomendó, me dijo que siguiera. Y la verdad es que
no tengo problemas, los patrones no se meten para nada. Si me quisiera ir no tendría un motivo. La caballeriza está a 100 metros de la que tengo con los otros caballos, trabajo cómodo y hasta ahora las cosas van medianamente bien.

–¿Será que no te gusta mucho la vidriera que te dan los nuevos colores, que estás más expuesto?
–En el fondo, sí, estoy más tranquilo pasando inadvertido. Hay cosas que me dan vergüenza, como que te elogien, y yo no me considero mejor que nadie. Sé quién soy; algunos me dicen que estoy muy tranquilo cuando estoy a punto de
correr un Grupo 1. Es porque yo tengo grabado a fuego que la novedad es que yo les gane. Mi hinchada es la más humilde, la peonada, los que juegan 20 pesos. No tengo miedo de correr ninguna carrera; tal vez sea un defecto, pero yo miro
sólo a mi caballo, porque si no está bien, cualquier rival es una contra.

El entrenador sabe que Victoria y Pablo Duggan también están conformes. “Ellos dijeron de entrada que en el vareo y el trabajo no se meten. Nos reunimos todos los miércoles. Victoria está contenta porque ve que mi mujer se ocupa de muchas cosas; es el alma del equipo y este trabajo le gusta más que a mí”, revela.

–Ahora cuidás más milleros que velocistas, podría decirse. –Como vengo de las cuadreras estaba más ducho para las cortas pero tuve a Fiestón Gaucho, que ganó once de los 1200 metros a los 1800. Mis allegados decían que yo soy mejor para la larga (se ríe). No tengo esa limitación, sí una forma de trabajar que puede considerarse distinta: uso poca montura, poco reloj. Estoy todos los días en la cancha y me manejo observando; veo todos los caballos. Los tiempos los toma mi yerno, Franco Retamoso –hijo del ex jockey Roberto–, que ya cuida algunos suyos. Jorge Enrique es el capataz de Los Patrios y el de su stud es la propia Susana, su “flamante esposa”. “Se me hace fácil el trabajo a la mañana porque veo a todos los caballos pasar por la puerta de mi stud. Ninguno va a la partida -esa espera del momento de ejercitarse a un costado, en la pista-, todos varean y vuelven”.

–¿Y dan corridas y partidas?
–Por ejemplo, la potranca Elusive Romance -salió de perdedora en su segunda actuación, el domingo pasado en San Isidro, ver el RUN RUN en esta edición- la trabajé antes del debut (fue el 10 de marzo) y entró segunda; después siguió vareando normal hasta que corrió. No soy un devoto del reloj y, en mi experiencia, ningún caballo asegura nada. Hemos visto grandes caballos perder y matungos ganar.
Palito Accosano admite que sacarse la foto del triunfo con un cigarrillo –en los dedos, entre los labios– es una cábala para la que viene, y a los 70 años cree que ciertas cosas le llegaron tarde, como el stud ganador respaldado por un gran haras, o alguna mucho más prosaica, como una moderna y funcional camioneta. Pero no hay quejas. Eso sí, sigue fiel a los que confían desde mucho tiempo en él, como el stud El Chorrito y Fabio Mentucci –también entrenador–, ambos de
Córdoba; Las 3 Semillas, de La Pampa; Doña Coty, Marca Borrada, de Concepción del Uruguay, entre otros. “Siempre tuve diez o quince caballos”. Está bien ser agradecido.
Seguramente, todos esos incondicionales están felices con estos tiempos de Palito, porque saben que "el cuida" los va a seguir atendiendo como siempre y no caerá en la tentación de recibir nuevos clientes.
Con los números que lo tienen tranquilo.
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