Eso de que la cantidad no asegura emoción quedó perfectamente plasmado en la definición del Clásico Espirita (L), último capítulo de la triple oferta jerárquica del Hipódromo de San Isidro.

Porque a la hora de la verdad y por el retiro de partidores de Forty Cinque -se había borrado Mad World- la nómina original de la prueba quedó reducida a sólo 4 competidoras, esa circunstancia sin embargo no evitó que a la hora de la definición faltara emoción y todo gracias a la manera en que se prodigaron Game Winner, Doña Naif y Dona Bimore, las tres yeguas que brindaron un desenlace no apto para cardíacos y al cabo un espectáculo maravilloso que se definió por empate y cabeza.

Al frente desde el vamos, Doña Naif fue superada por Game Winner en los 400, pero cuando parecía que la carrera se resolvería con esas dos protagonistas todo cambió. Porque la yegua de Doña Serafina no terminaba de desprenderse de la de San Benito; la que además reaccionó en el final. Y además, porque desde el fondo surgió la figura de Dona Bimore, que comenzó a correr en ese último tramo de la competencia.

Finalmente el disco sorprendió a las tres yeguas prácticamente en una misma línea, lo cual obligó a izar la bandera verde para, en principio, dilucidar cuál había sido la ganadora.

El fotofinish determinó que hubo puesta este Game Winner y Doña Naif, mientras que Dona Bimore terminó tercera a la cabeza de la escolta. Segunda conquista de jerarquía para la pupila de Carlos Bani que fue muy bien conducida por Tomás Báez; y primer halago de ese nivel para la preparada por Carlos Daniel Etchechoury y conducida con enorme fe por Brian Enrique. Por supuesto que aplausos para las tres definidoras, las que brindaron un desenlace inolvidable.